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Varios >> Fans >> Fan fics >> Mi falso compromiso

En plan de conquista

 La chica comenzó a despertarse. Sus párpados parecían pesarle demasiado, y sentía un gran dolor de cabeza.
Aún tenía deseos de seguir durmiendo, pero ya era más de mediodía y no quería que sus padres se preocuparan.
—¡Sachiko! ¿Qué haces levantada? Llegaste tarde, será mejor que sigas descansando– le dijo su madre con cariñoso acento al verla entrar en la sala.
—Mamá no puedo estar como floja todo el día, ayer me propuse aprovechar esta linda mañana y así lo haré–respondió ella sonriendo.
Con un agudo sentido, la señora Kuroda puedo percibir algo raro.
—¿Cómo estuvo la fiesta?–preguntó mientras daba a su hija desayuno.
Sachiko sintió sus mejillas sonrojadas. El guapo rostro de Akihiro vino a su mente, haciendo que en sus labios se figurara una sonrisa.
—Muy bien...–pudo decir luego de beber jugo.
—Al parecer quieres mucho a tu amigo, porque llegaste muy contenta–continuó diciendo la madre con una sonrisa pícara.
—¡Mamá! ¡Qué cosas dices!–exclamó ella muy roja.
—Vamos hijita, puedes contarme...
La joven miró con sus ojos azules brillantes de emoción, y con suave voz dijo:
—Es que ayer, el chico que me gusta me pidió que fuera su novia.
La señora Kuroda comenzó a reír, Sachiko también, aún sonrojada.
—¡Mi pequeña! ¿No me digas que estás enamorada?–le dice acariciándole el cabello– ¡Qué alegría! Debemos conocer a ese joven.
—Lo conocerán... Pero, cuando le responda que sí.
La mujer enserió su rostro.
—¿No lo aceptaste? ¿Por qué?–preguntó algo desilusionada.
—Es que, me dio mucha vergüenza decírselo en ese momento, me puse tan nerviosa que sólo pude reírme– murmuró cerrando los ojos.
—¡Pues que no se hable más! Cuando le digas que sí, tendrás que traerlo a cenar–indica la madre sonriente, a lo que Sachiko sólo puede afirmar con la cabeza.
Siguió desayunando, muy distraída, pensando en que en la tarde había quedado de juntarse con Akihiro.
—Mmh... Pero debo ocupar la mañana en algo...–se dijo pensativa– ¡Ya sé! ¡Mamá, voy a salir!
—¿Ahora?–pregunta la madre mientras sacude los sillones.
—Sí, tengo que ir a hacer una visita–dice ella sonriendo, y sale por la puerta.

* * * * *

Tal y como las hermanas habían dicho, tendrían el día muy ocupado. El comedor estaba desierto, sólo había una criada que ordenaba las sillas. Al verla, la mujer hizo una reverencia y preguntó con suma delicadeza si ya había desayunado. La niña asintió sonriendo y ésta se retiró a la cocina.
—¿A qué venimos? Yo me conformé con comer esos ravioles chinos al desayuno ¿no me digas que aún tienes hambre Sakura?–preguntó Kero levitando al lado de la joven.
—No Kero, sólo venía a ver si Meiling había llegado...–contesta Sakura sonriendo y asomándose por la sala.
Kero mira a todos los lados, y luego voltea. A sentido una presencia, muy poco agradable.
—Mocoso...–murmuró entre dientes al ver aparecer al joven.
Sakura también volteó, y sonriendo al muchacho dijo:
—Buenos días Li.
—Buenos días...–contesta él sin mirarla.
—Oye, ¿Meiling vendrá hoy?–pregunta Sakura acercándose, a lo que Kero también se adelanta.
—Creo que sí–responde Shaoran encogiéndose de hombros.
Kero se interpone ante ambos, con expresión ceñuda.
—Ya le preguntamos al mocoso, ahora vamos–dijo Kero empujando a la niña.
Li no sabía si detenerla. Necesitaba hablar con ella, pero resultaría demasiado penoso. No podía decirle que simularan un noviazgo y ¡mucho menos mentirle y pedirle que fuera su novia!.
—Oye...–murmuró casi sin voz, a lo que Sakura volteó sonriendo.
—Dime–dijo ignorando a Kero, quien seguía jalándola del brazo.
El chico agachó un poco la vista y sus mejillas se volvieron algo rojas.
—Quería que habláramos sobre...
—¡¡¡NOOO!!!–chilló Kero interrumpiéndolo y acercando su redonda cara a la de él.
—¡Kero, no grites de esa manera!–le recrimina Sakura tocándose los oídos.
—¿Qué te pasa muñeco parlante?– pregunta Li enfadado por la interrupción.
El guardián vuelve sus ojos amenazadores, y el niño siente correr una gota ante la mirada aguda del “muñequito”.
—Tenemos que hablar mocoso–le dice empujando al joven hacia la sala.
—¿Qué? ¿De qué?–dice él intentando zafarse– ¿Qué quieres muñeco?
—Sakurita, tú esperarás aquí como niña obediente– le indica el guardián desapareciendo con Li por la puerta de la sala.
La jovencita se queda ahí, intentando oír lo que hablan y aún sin entender de qué tendrían que hablar esos dos.
—Hola Sakura–saludó Meiling de pronto, haciendo saltar a la japonesa.
—Ho-Hola Meiling– responde con una sonrisa.
—¿Qué haces aquí? ¿Dónde están todos?–pregunta mirando a todas las direcciones.
—Feimei, Fanren, Fuutie y Shiefa debieron salir como habían dicho ayer... A la señora Li no la he visto y Li está con...
—¡¡¡VAS A ESCUCHARME CON ATENCIÓN MOCOSO!!!–se oyó el estruendoso grito de Kero que pareció remover la casa.
—Está con Kero...–dijo Sakura con una gotita y riendo nerviosa.

Kero había cerrado la puerta que conectaba la sala con el comedor y había obligado a Li a sentarse en el sillón, sin hablar.
—Ejem... Estaba esperando conversar contigo niño... Tenemos algo que aclarar–dijo en tono autoritario y flotando ante los ojos de Shaoran.
—Yo no tengo nada que hablar contigo muñeco– dijo Li intentando pararse.
Una luz dorada brilló en la sala, y el “muñequito” fue rodeado de ella. Bajo él, apareció la insignia del libro de las cartas de Sakura y una grandes alas lo cubrieron.
—¿Uh..?–pudo decir Li al ver ante sus ojos, a una bestia color dorado con aspecto “aterrador”.
—¡Jajajaja, verdad que soy impresionante! ¡Te quedaste mudo mocoso! Jajaja, todos hacen lo mismo al verme con mi identidad verdadera–dijo presuntuoso el león alado.
Shaoran suspiró y negó con la cabeza. Se levantó del sillón, pero sintió la pesada pata de la bestia en su espalda.
—¿¡Qué haces?!– exclamó él intentando escapar.
—Vas a oírme bien mocoso, no quiero que te acerques a Sakura–dijo Kerberos con tono amenazante.
—Con que eso es...–murmuró él— ¿Ya sabes lo que mi madre planea?
—¡Claro que sí!–respondió Kero al instante, y sacó su pata de la espalda del joven.–No permitiré que tú o tu madre le hagan daño.
Li se sentó y apoyó sus codos en las rodillas, tenía la mirada perdida en alguna parte del salón.
—Yo no pretendo hacerle daño–dijo él sin notar que en sus labios había una pequeña sonrisa que desapareció rápidamente– Lo único que mi madre quiere es que nos comprometamos, y no va enserio, podemos arreglar esto para que parezca real... Sólo será una noche.
—¡No te das cuenta mocoso! Todo sería sencillo si pudieras decirle a Sakura que planearan todo, pero tu madre no quiere eso... Quiere que la engañes, y le hagas creer que de verdad deseas que ella sea tu prometida–contesta Kerberos con enfado.
Li queda en silencio. ¿Eso es lo que su madre pretendía?
—Pero... No lo dices en serio... ¡Es mentira!
—Si Sakura se llega a enterar que es una farsa, tu madre amenazó que le haría daño... o que tal vez le quitaría sus cartas– siguió diciendo Kero apretando los dientes con ira.
“¿Quitarle sus cartas?... No... Mi madre no puede ser capaz de algo así...”–pensó Shaoran mientras se levantaba decidido a ir a arreglar ese asunto.
—¿Adónde vas?–le preguntó la bestia del sello al ver que se dirigía a la puerta– Mocoso, tú conoces a tu madre mejor que yo ¿Crees que te va a hacer caso?
Li se detuvo antes de abrir la puerta y golpeó su frente con fuerza.
Kerberos tenía razón, su madre no haría caso de sus palabras, estaba más que previsto ya que cuando intentó negarse aún así terminó aceptando.
—Entonces... ¿Qué voy a hacer?–se preguntó sin despegar la cabeza de la puerta.
—Harás lo que yo te indique– le dice Kerberos.
—¿Tú? ¿Y cómo pretendes ayudarme?– pregunta con ironía el muchacho.
El león comienza a reír y con una mirada decisida en los ojos ambarinos responde:
—Tú sólo sígueme.
—¿Adónde?–cuestiona el joven.
—¡Es una forma de decir niño! ¡Sólo debes apoyar todo lo que yo diga!– conesta con una venita en la pata.
—Ya, ya... entendí “Señor bestia del sello”–dice imitando la voz de peluche del guarián y abriendo la puerta.
Para su desgracia, Meiling y Sakura estaban afuera, esperándolos.
—¡Hola primito!–saluda la niña con una gran sonrisa, para luego dirigirse a Kero–Hola pelu.. ¡¡¡AH!!! ¿¡Qué es esa cosa!?–exclama aterrada al ver a la bestia dorada caminar hacia ellas.
—Jeje, él es Kero Meiling–dice Sakura riendo nerviosa– Kero, será mejor que vuelvas a tu falsa identidad.
—Jajajaja, todos los mocosos han quedado sorprendidos con mi aspecto, jajajaja–Kerberos sigue riendo y en las cabezas de los tres aparecen gordas gotas.
—¿Y de qué hablaban?–preguntó Sakura a Li, quien apartó la vista de inmediato.
—Eh... De...
—¡El mocoso me estaba diciendo que te encontraba una niña muy linda!–interrumpió Kero, haciendo que Li se cayera de la impresión.
El rostro de Sakura se tiñó de un vivo rojo y bajó su mirada al suelo.
—¿Verdad que sí, mocoso?–le preguntó Kero guiñándole un ojo al joven, que no se quedaba atrás adquiriendo una tonalidad muy parecida a la de Sakura.
—Eh... Este... Mu-Muchas gracias Li–pudo decir Sakura titubeante.
Meiling comenzó a reír al ver a ambos tan sonrojados.
—Vaya, jaja, esp quiere decir que de verdad que le simpatizas–dijo Meiling riendo alegremente.
Li lanzó una mirada asesina a su prima, quien intentó contener las carcajadas.
—Ahora tenemos que practicar–dijo de pronto Kero, ya en su falsa identidad.
—¿Practicar?– pregunta Sakura alzando la cabeza, aún sonrojada.
—Claro ¡No has practicado los hechizos que te enseñé!– recriminó el guardián.
—Es verdad... Se me había olvidado–dijo la chica sonriendo un poco nerviosa.
—Qué niña más olvidadiza– suspiró Kero– No porque estemos en Hong Kong vas a dejar el entrenamiento... Ahora ve a buscar las cartas.
Sakura asintió con la cabeza y se retiró de la sala. Mientras Meiling seguía riendo.
—Me las vas a pagar peluche–murmuró Li acercándose al guardián con el puño levantado.
—Jajaja... Debo irme... Mamá y Feimei necesitarán ayuda–dijo Meiling caminando a la puerta– Nos vemos en la cena primo.
Shaoran continuó mirando asesinamente al pequeño peluchito. Le hubiese gustado poder negar lo que había dicho, pero había sido imposible. Se sintió tan nervioso que no pudo ni balbucear palabras. Pero el muñeco tendría que pagárselas, ahora sería muy difícil explicarlo a Kinomoto sin que malentendiera todo.
Al sentir los pasos de la chica bajar las escaleras, se retiró de inmediato a la cocina. Kero no lo detuvo, “el plan de conquista” seguiría más tarde, ahora Sakura necesitaba concentración.
—Estoy lista...–dijo la jovencita cuando apareció nuevamente.–¿Y Li? ¿Y Meiling?
—La chiquilla volvió a su casa y el mocoso tenía algo que hacer–contestó Kero flotando
fuera de la sala seguido de su dueña– Entrenaremos en... Mmh... ¿Dónde podemos entrenar?
—En el jardín–propuso la niña sonriente–Es amplio y por cierto muy hermoso... Pero deberíamos pedir permiso.
—No es necesario, no provocaremos ningún desastre
Sakura no estuvo muy convencida. Prefería pedir autorización a Li, pero Kero se negaba y optó por hacerle caso.

* * * * *

Meiling aún reía mientras caminaba por la calle. El rostro rojo y sorprendido de su primo no se borraría tan fácilmente de su memoria. Ese muñeco comenzaba a simpatizarle. Bo sabía si estaba ayudando a que esa relación se concretara... No estaba todo muy claro. Meiling suponía que el guardián aún creía que venían por asuntos de magia y esas cosas.
La oportunidad tenía que aprovecharse. Meiling podía presentir que funcionaría, desde hacía algunos años intentaba convencerse de que tenía un “sexto sentido” y lo presumía a cada intanste, ¿por qué no podía tener esa clase de habilidad? Todos los demás podían tener la magia que quisieran, pero ella podía intuir las cosas.
Para la joven, Sakura era todo lo que necesitaba Shaoran. Era una niña tierna, alegre, linda y despistada, todo lo que necesitaba un niño tan retraído, serio y tímido.
—Tiene que resultar–murmuró para sí– Ayudaré en todo lo que pueda para que sea posible.
Justo en ese momento (cuando comenzó a reír otra vez), una voz la hizo aterrizar y muy pesadamente.
—¡Meiling, qué grande y linda estás!
Unos brazos se le tiraron alrededor de su cuello y la desconocida soltó una risita. Al no sentir que el abrazo era correspondido, la extraña se separó un poco.
—Ay... ¿A poco no me recuerdas?–dijo con una gran sonrisa.
Meiling abrió sus ojos al reconocer al fin a su mejor amiga en primaria.
—¡SACHIKO!–exclamó luego tapándose la boca con ambas manos.
La jovencita dio un salto y se abalanzó otra vez dándole un nuevo abrazo.
—¡Me recuerdas! ¡Meiling, qué bueno, no sabes cuanto te extrañé!–seguía diciendo ella con alegría–¿Cómo has estado? Tienes que contarme todo ¡No sabes todo lo que tengo que contarte yo!
La prima de Shaoran aún no se reponía. Seguía con sus ojos abiertos y sólo pudo balbucear:
—¿Qu-Qué haces aquí?
Sachiko se separó un poco y volviendo sus ojos tristes a su amiga preguntó:
—¿Qué pasa Meiling? ¿Ya no somos amigas?
La aludida negó con la cabeza rápidamente y antes de que pudiera excusarse, Sachiko añadió:
—Lamento si no pude responder tus cartas... Estuve muy ocupada y hasta me mudé con mi abuela.
—No, no se trata de eso Sachiko–dijo Meiling– Es sólo que me sorprendiste y como no te veía hace tiempo...
—¡Claro! Si la última vez que vine fue hace dos años y no pude pasar a saludarte–dijo la jovencita sonriendo.
Meiling intentó devolver la sonrisa, pero le fue costoso. Le alegraba estar junto a Sachiko, como no, si ella había sido su mejor amiga y el que perdieran contacto fue culpa de la distancia, o eso quería creer siempre.
Pero viéndola detenidamente, su amiga no había cambiado en nada, seguía siendo la niña hermosa de siempre, con una sonrisa que parecía nunca desaparecer, estaba igual a cuando pequeña... igual a cuando su primo se fijó en ella...
¿Estaba pensando en que llegaría a ser un problema? Bueno, tenía que ser sincera, si Sachiko estaba en Hong Kong, aquello era sinónimo de problemas. ¡Y justo ahora que Shaoran tenía la oportunidad de pasar esa etapa tan difícil! Esa etapa de olvidarla...
—Pero ¿qué hacemos aquí paradas? Te invitaré a mi casa ¡Hay muchas cosas de que hablar!
—Es que yo...–iba a decir Meiling, cuando la jovencita Kuroda interrumpió otra vez.
—Nada, nada, nada–dijo ella rápidamente en tono divertido– Hace años que no te veía y quiero que recuperemos ese tiempo.
Ambas amigas emprendieron viaje a la casa de la recién llegada. Meiling no estaba muy animada, la idea de que su amiga se convirtiera en un “estorbo” o “problema” seguía dando vueltas en su cabeza.

—¿Novio?–repitió Meiling cuando Sachiko comenzó a hablar.
—Sí... ¿Qué te parece?–dijo la joven sirviendo unos refrescos y luego sentándose a la orilla de su cama.
Meiling sonrió un poco más aliviada. Si Sachiko tenía novio, no sería un problema.
—Me parece bien–contestó apoyándose en el respaldo de la silla y contempló rápidamente la habitación de su amiga.
—¿Y no preguntas quién es?–cuestionó Sachiko con una sonrisa juguetona.
—¿Quién es?–preguntó Meiling bebiendo su refresco.
Una gran sonrisa se forma en el rostro de la joven Kuroda.
—¡Kei Akihiro!–exclama ella sin contenerse.
Meiling escupió un poco de la bebida y comenzó a toser.
—¡¿Qué?! ¿No me digas que es el ayudante de la Sra. Ieran?–pregunta aún tosiendo.-
Sachiko rió y afirmó con la cabeza.
—Sabía que lo conocías, ayer me dijo que trabajaba para la madre de Shaoran Li–Sachiko se detuvo y mirando a Meiling pregunta– ¿Y como está tu primo?

* * * * * *

—¡Mal! ¡Muy mal!
La chica suspira con cansancio.
—Pero Kero... No puedo–se quejó sentándose desanimada en el césped.
—Sólo tienes que concentrarte–reprochó el guardián– Ese hechizo sólo necesita mucha concentración.
—Eso intento–dijo ella en medio de un suspiro.
—Intentas pero estás en la luna
Sakura bostezó un poco y comenzó a hacer acrobacias con el báculo, como si fuera el bastón que usaba en las porristas.
Kero cruzó sus brazos y espero a que su dueña se levantara por cuenta propia.
—Te digo que no puedo hacerlo Kero–dijo ella al sentir que la observaba–No sé lo que me pasa...
—Quizás es porque estemos en un lugar extraño y...hay ciertas presencias... poco agradables–murmuró Kero recordando al mocoso.
—No lo sé... Mejor intentemos otro día ¿te parece?–propuso ella sonriendo.
—Mmh.. bueno–cedió el muñequito no muy convencido.

Desde arriba, la ventana que daba al balcón se cerró violentamente.
El muchacho sacudió su cabello con ambas manos. Hacía poco había tomado un baño y al sentir ruidos en el jardín se dedicó a observar los intentos fallidos de Kinomoto por hacer un hechizo.
Se dejó caer en la silla del escritorio, desviando su mirada y encontrándose con el caramelo de ayer.
“El mocoso me estaba diciendo que te encontraba una niña muy linda”, al recordar lo dicho por Kerberos, su rostro volvió a teñirse rojo.
Sakura era una niña... no era fea... Lo aceptaba, era linda, pero de ahí a reconocerlo y más encima frente a ella era algo que nunca cruzaría por su mente.
—Maldito muñeco– dijo apoyando su mentón en la mano.
Todo estaba saliendo mal. Lo que creyó un asunto sencillo y conversablem se volvió un engaño. Tendría que engañar a esa niña, a esa niña que no sabía si continuaba odiando.
—“Qué rayos... No la odio... pero tampoco me agrada”–pensó contemplando el caramelo– “Debería dejar dejar de preocuparme... Esto es pasajero”
Se levantó violenatmanete de la silla y salió de su habitación. Estaba aburrido, la ausencia de voces o gritos de sus hermanas era notoria. Guardó sus manos en sus bolsillos y se dirigió a las escaleras.
—Es falta de concentración–se oyó la vocecilla de Kerberos.
—Sí, sí... ya me lo dijiste, mañana puede que esté más concetrada–dijo la voz de Sakura.
—Más te vale que así sea.
Comenzaron a subir las escaleras, por lo que Shaoran se apresuró a ocultarse. Parecieron no darse cuenta que él estaba tras lapuerta de la habitación de Shiefa.
—¿Por qué te ocultas Shaoran?–preguntó una voz severa y autoritaria a sus espaldas.
Sakura y Kero ya habían ingresado a la habitación y el joven salió de su escondite con ceño fruncido.
Hubo un silencio sepulcral, en el cual Shaoran intentó evitar mirar a su madre.
—Pensé, que no estaba aquí...–susurró luego de un rato.
—¿Cómo va todo?–cortó ella de inmediato.
El chico levantó la cabeza, encontrándose con una severa expresión en el rostro pálido de la mujer.
—¿a qué se refiere?– preguntó alzando la ceja.
—A la señorita Kinomoto– respondió Ieran con la misma rapidez.
Su hijo agachó un poco más la cabeza y apretó los puños. Estaba dispuesto a decirle que se rehusaba a hacerlo, que aún estaba a a tiempo de arrepentirse.
—Si viene el joven Akihiro, dile que no quiero hablar con él ahora... puede venir a la cena de esta noche– luego la mujer se dirigió a las escaleras– Aunque no me paresca de gran ayuda, tendrá que serlo...
Li siguió a su madre con los ojos, hasta que desapareció por las escaleras.
—Rayos... ¿Por qué no puedo negarme?... Yo no puedo seguir con esto...–se dijo con enfado, para luego correr a encerrarse a su habitación, hasta que llegase la hora de la cena.

* * * * *

Sachiko dio un último abrazo a su amiga, y esta al fin, pudo retirarse.
Habían quedado de reunirse luego de dos días, ya que mañana Sachiko iría de paseo junto con su novio al Templo Kimekawa.
Le parecía insólito aquel romance... Quién podría creerlo. Sachiko y el engreído y antipático de Akihiro.
Llegó a su casa aún pensativa. Su madre y Fuutie bebían té mientras charlaban amenamente.
—Hija, que bueno que llegas– dijo su madre sonriendo cuando se asomó por la sala.
—Hola Meiling, ¿irás a cenar hoy?–dijo Fuutie.
—Eh, claro... Sólo debo cambiarme.
—Entonces te espero...–contestó Fuutie, y luego mirando aún más detenidamente a su prima le pregunta preocupada– ¿Pasó algo malo?
Meiling intentó sonreír a los rostros preocupados de Fuutie y su madre.
—No... Jaja... Qué podría pasarme–dijo en medio de una carcajada.
Hizo una pequeña reverencia y se marchó a su habitación. Su madre la contempló angustiada.
—Debe estar preocupada por lo que le dije tía... Sobre mi hermano y la joven que está de visita– dijo Fuutie sonriendo sutilmente.
—¿Crees que Meiling aún sienta algo por tu hermano?
—No. Estoy segura que es sólo un cariño de amigos– le tranquiliza Fuutie con mucha seguridad— Meiling quiere que Shaoran pueda encontrar a alguien, y la señorita Sakura es la persona perfecta... Pero con la actitud que tiene mi pobre hermano...
Ambas rieron un poco. Meiling no tardó en aparecer.
—Estoy lista–dijo a Fuutie.
—Bien.... Gracias por dejarme ayudarla tía–dijo Fuutie levantándose del sillón donde se encontraba sentada.
—Oh no querida, muchas gracias por ofrecerte a ayudar... Diviértanse–les dijo a las dos chicas que salieron por la puerta.

Las cuatro hermanas, se reunieron en la sala, junto con Meiling. Todas estaban listas para la cena, pero aún faltaba mucho. Por esa razón, pasaron las horas hablando y riendo de cosas sin importancia. Meiling aún seguía preocupada. Quería hablar sobre su encuentro con Kurida, pero ese momento no era oportuno. Además Shaoran, se paseaba por el lugar esperando que golpearan la puerta.
—¿A quién esperas hermanito?–le preguntó Shiefa al verlo pasar por el recibidor.
—A Akihiro–respondió secamente.
Meiling volvió a urgirse al recordar lo que Sachiko le había dicho. Fanren lo notó, pero no quiso hablar de ello, no en presencia de Shaoran.
—¿Y para qué?–preguntó nuevamente Shiefa.
—Mi madre lo invitó a cenar–contesta el muchacho, retirándose por el pasillo.
—Vaya... Mamá siempre evita que Akihiro esté presente en la cena–murmuró Feimei con una sonrisa.
—Y con razón, es un tipo muy desagradable–agregó Shiefa.
Fanren afirmó silenciosamente con la cabeza, mientras continuaba observando a su prima.
—Voy a preparar té, ¿me acompañas Meiling?–dijo a la chica, quien distraídamente accedió.
Al llegar a la cocina, Fanren juntó un poco la puerta, aprovechando que todos los sirvientes estaban en el comedor haciendo los preparativos.
Meiling sacó las tazas, mientras Fanren se ganaba a su lado con expresión seria.
—Y bien... Dime qué te pasa–dijo a la niña, quien levantó su mirada al rostro de su prima.
—¿Qué me pasa?... Nada–respondió largándose a reír forzosamente.
—Meiling, conozco muy bien a quienes me rodean y sé cuando algo anda mal.
La muchacha suspiró y dudosa respondió.
—Es que... Hoy... Me encontré con...–Meiling alzó su vista y Fanren pudo ver su mirada nerviosa— Regresó Fanren... Sachiko regresó.
—¿¡QUÉ?!–exlcamó la joven.
En la sala, las hermanas se miraron entre ellas. Shaoran se dirigió a la cocina y golpeó la puerta.
—¿Qué pasa?–le preguntó a Fanren cuando ésta abrió la puerta.
—Jajaja... Nada... Meiling me contaba sobre una telenovela– responidó riendo con una gotita en su frente.
Shaoran se retiró luego de hechar un vistazo a la cocina.
—Uf... Estuvo cerca–suspiró Fanren– Shaoran no lo sabe ¿verdad?
—No, no debe saberlo– se apresuró a decir Meirling.
—Bueno, lo único que debes hacer es mantenerlo en secreto... Esto no lo puede saber nadie más, mucho menos Shaoran–dijo Fanren.
—No se lo diré a nadie.
Golpearon la puerta otra vez y una criada entró a la cocina. Fanren y Meiling debieron salir con la bandeja de té.

Pasaron unos cuantos minutos, cuando Akihiro llegó. Li fue a atenderlo, dándole el recado de su madre. El joven ayudante sonrió, y salió de la casa con curiosidad. Ieran jamás le hubiera invitado a cenar. Pero, ya no le preocupaba mucho. Estaba dispuesto a ayudar con lo que esa señora le pidiera, siempre y cuando, pudiera ver el espectáculo que habría, cuando el Jefe de la Asamblea se presentara en la cena del domingo próximo.
Akihiro s encontraba feliz. Era muy difícil de ver en él una actitud que no fuera de egoismo o hipocresía, pero ahora se veía con un actitud similar a la felicidad. Como si fuera un estado de tranquilidad, de confianza. Y todo ello se debía a la noche anterior, donde por fin había comprobado que Sachiko Kuroda podía caer rendida a sus pies. Y qué necesitó para ello, siemples palabras cursis, de esas que dejaban viendo corazones a las niñas.

* * * * *

—Sakura...Sakura... ¿Me estás escuchando?
—¿Eh?... Sí... ¿Qué me dijiste?–dice ella retirando la vista del portarretrato.
—Estaba hablando sobre el hechizo–contesta el guardián– Pero mejor lo dejamos para otro día.
La niña sonrió y volvió a contemplar a Yukito, con una expresión de agonía.
—Mmh... ¿Sakura?–volvió a llamarla Kero.
Ella nuevamente alzó su cabeza.
—¿Aún sigues viendo esa fotografía?–preguntó un poco molesto, pero muy preocupado.
—Sí...–respondió ella en un susurro–– ¿Crees que lo vuelva a ver algún día?
Kero cruza sus bracitos y mira el cielo.
—Yue tiene el deber de volver... Tu eres su dueña.
—Me gustaría más que me tratara como su amiga... A los dos se los he dicho muchas veces–dijo ella con una sonrisa.
El pequeño mira el libro de las cartas, el cual tiene en su portada el símbolo de la estrella... Aquella estrella que llevaba su dueña.
—Sakura...–Kero se giró un poco dudoso– Mmh... ¿Qué opinas sobre ese mocoso?
La joven Kinomoto se separó un poco de portarretratos y se sentó en la cama.
—¿Qué mocoso?–pregunta sonriendo––¿Te refieres al joven Shaoran?
—Sí... ese mocoso–responde con desgano el guardián.
Sakura ríe un poco y luego se vuelve pensativa.
—Él es... Una buena persona.
—¿Sólo eso?
—Sí... Kero, no lo conozco, pero creo que es muy buena persona–reiteró Sakura con una sonrisa.
—Y... ¿Qué pasaría si él te pidiera que fueras su novia?–preguntó Kero con toda naturalidad.
Cualquiera en el lugar de Sakura habría sospechado algo con aquella pregunta, pero no ella, lo tomó como si fuera algo muy normal entre las locuras que Kero decía.
—Eso no pasará Kero...–contestó luego de reír––Además, Li no es mi tipo.
Sakura dejó la fotografía de Yukito en el velador y se dirigió al armario, donde sacó su atuendo para la cena.
—“Su tipo... ¿Qué puede faltarle al mocoso para que sea su tipo”?–pensó Kero frunciendo el entrecejo.

La pequeña hechicera bajó las escaleras junto con Kero, quien seguía pensando en el requisito que le faltaba al mocoso para ganarse el corazón de su dueña.
Las cuatro hermanas seguían en el comedor. Fanren y Meiling, era las que guardaban más compostura, sus rostros parecían inquietos y aún más cuando vieron aparecer a Sakura.
—Buenas tardes–dijo la niña con una sonrisa.
—¡Sakura, qué linda te ves!–exclamó Fuutie con ojos brillantes ante la jovencita.
—La ropa china te queda de maravilla– añadió Shiefa sonriente.
El reloj marcó las ocho, y el timbre de la residencia sonó. Akihiro apareció nuevamente, vestido con un elegante traje y con su cabello cuidadosamente ordenado.
Saludó a todas las presentes, y al llegar donde Sakura, sonrió gentilmente.
—Mi nombre es Kei Akihiro... Un gusto conocerla–dijo haciendo una reverencia, mientras tomaba la mano de Sakura y la besaba.
—Soy... Sakura Kinomoto–respondió ella sonrojada.
El joven sonrió al ver la reacción de la niña. Por fin podía conocer a la “prometida” del joven Shaoran. Y era para envidiarlo, era una niña muy hermosa, y con un gran potencial mágico.
La voz de Shiefa irrumpió en la escena.
—Puede pasar Akihiro, no tardarán en servir la cena.
Kei sonrió de manera arisca y se retiró al comedor.
Shiefa lo siguió con expresión malhumorada.
—Intenta no hablar con él Sakura–le advirtió a la chica, quien asintió confundida.
Ieran y Shaoran fueron los últimos en aparecer y se ubicaron en sus asientos sin cruzar palabras.
Kero dejó lo de las miradas asesinas al mocoso, porque ahora veía a ese tal Akihiro no quitarles los ojos de encima a su dueña.
—Pueden servir–dijo Ieran a Wei.
Los criados aparecieron como de costumbre, cargando grandes bandejas de suculentas comidas.
Había incomodidad. Hubo mucho silencio, Sakura creyó que era por la visita. Las hermanas no hablaron en todo el rato y miraban desconfiadamente a Akihiro.
—Y bien, ¿dónde tienen pensado ir mañana?–preguntó Ieran rompiendo el ambiente silencioso.
Ninguna de las hermanas contestó. Meiling creyó necesario hablar.
—¿Qué tal al cine?
Pero su propuesta no pareció importar a nadie.
Meiling frunció sus labios con enfado, mientras Sakura sonreía para calmarla.
—Aún tenemos que pensarlo, madre–dijo Fanren mirando de reojo a Akihiro, el que notaba que importunaba a la familia.
—Bien... Es hora de que hable–comenzó diciendo Ieran al fin–– Hice venir al joven Akihiro por un asunto muy importante...
Shaoran y Kero levantaron los ojos a un mismo tiempo.
—Les pido que me escuchen con atención– continuó la mujer con voz grave.
Li comenzó a sentirse nervioso. ¿Y si lo que su madre iba a decir era sobre el compromiso?
—Este domingo, recibiremos una visita muy importante... Se trata del Jefe de la Asamblea de Magos, quien nos honrará con su presencia en una cena.–Ieran miró a Sakura con una sonrisa–– Esta es la razón, por la que fue invitada la señorita Sakura. Al Jefe de la Asamblea le encantará conocerla.
Kerberos estaba a punto de saltar a la defensiva pero Shaoran interrumpió primero.
—¿Y por qué no se la presentamos a los del Clan?–dijo el chico con sarcasmo––A ellos también les agradará conocerla.
Ieran lanzó una severa mirada al joven.
—No sé qué quieres insinuar.
—Que los del Clan estarían encantados en conocerla–reiteró el chico con la misma ironía–Después de todo, los miembros del Clan saben mucho sobre las cartas Clow...
Ieran golpeó con su mano la mesa. Los platos de todos temblaron, al igual que Sakura quien sintió miedo, al ver los ojos fríos de la mujer.
—¡Lárgate ahora mismo!–ordenó a Shaoran, el cual como si ya estuviera preparado, salió del comedor.
La mesa se volvió silenciosa. Ieran se sentó respirando agitada
—Disculpen...–murmuró dando un sorbo a su copa de agua.
Sakura desvió su vista hacia donde Shaoran se había retirado. No entendía nada de lo que había ocurrido, pero aún así le preocupaba. No sabía las razones de la señora Li para enfadarse de esa manera, y en parte se sentía culpable por ser parte del tema.

Kei intenta disimular su risa ante la “cómica” situación. Sabe perfectamente que el joven Li está enterado de las ordenanzas del Clan hacia él, incluyendo, aquella de no comprometerse si el Clan no lo dictamina necesario.
—“Lo más gracioso de esto será cuando el Clan se entere... Porque se enterará, yo me encargaré de que lo sepan”–pensó Akihiro con una sonrisa.
—Señorita Sakura... Le ruego que perdone todo lo que aquí a sucedido–dijo Ieran a Sakura, ésta asintió tímidamente–– Como decía, el Jefe de la Asamblea nos visitará el domingo, ese día deben estar aquí mucho antes de las siete de la tarde.
Las hermanas asintieron, al igual que Meiling, quien sonrió a Sakura intentando aparentar que no había de qué preocuparse.
Y no se habló más. Una a una, las hermanas Li se retiraron, así también Sakura y Meiling.

—Es el colmo, Shaoran no quiere entender que esto es por su bien– se quejó Ieran luego de que sólo quedara con su joven ayudante.
—Señora, aún así noto que la señorita Kinomoto no se imagina lo que pasa a su alrededor–dijo Akihiro sonriendo maliciosamente–– A sido usted muy asertiva, ya que es muy despistada.
—¿El Clan no lo ha mandado a llamar?–pregunta Ieran.
—Han llamado a mi teléfono, pero no he querido responder... De seguro me preguntarán acerca de la reunión y cuándo tiene pensado hacer una junta.
Ieran suspiró entrecortadamente. Akihiro se levantó de su ubicación despidiéndose con una reverencia.

* * * * * *

—Ya estoy cansada... ¡Quiero saber lo que está pasando!–exclamó Fanren cruzándose de brazos.
—Shhh... Baja la voz, no querrás alarmar a Sakura–le recrimina Shiefa en voz baja–– Sabemos que es muy obvio que hay algo raro, pero así no solucionaremos nada.
—¿Creen que es por Sakura? No se a llevado muy bien con ella–opinó Fuutie.
—Tal vez, pero aparte de eso... Hay algo más–dijo Feimei.
Fanren arrugó el entrecejo, mientras intentaba buscar explicaciones lógicas ante el comportamiento de su hermano. Él nunca “explotaría” sin ninguna buena razón, cuando se enfadaba podía encerrarse o guardarse miles de cosas, pero nunca utilizar tonos tan irónicos e hirientes.

Kero y Sakura ya estaban en la habitación.
—Ayyy, qué deliciosa comida–dijo el guardián reclinándose en la cama–– Y hubiésemos comido más si es que ese niño hubiera cerrado su bocota.
Kero miró a su dueña al no oír respuesta.
—¿Sakura?
Ella se dirigió a la ventana y abriéndola un poco, respiró del frío y suave viento nocturno.
—Es mi culpa–susurró con su vista baja.
—¿Qué? ¿Por qué lo dices?–se asombró Kero.
La joven mira hacia el cielo. A lo lejos, miles de estrellas titilan con gracia.
—Sé que no le agrado a Li–continúa diciendo con una débil sonrisa––Y creo que es porque tengo las cartas...
—¡No! ¡Tú le agradas!–le interrumpe Kero––Sólo falta que se conozcan un poco más.
—No Kero... Además, yo tuve la culpa de esa discusión...
Sakura cerró la ventana y caminó hacia la cama, sentándose luego con expresión de tristeza.
El guardián del sello no habló más y se sentó al igual que Sakura.
Antes de que la muchacha apagara la luz de la pequeña lámpara, su teléfono móvil sonó.
—Es Tomoyo–dijo apresurándose a contestar el aparato–¿hola?
—¿Sakura?–preguntó la voz de Tomoyo.
—¡Tomoyo! Sí, soy yo ¿Cómo has estado?
—Muy bien Sakura, ¿y tú? ¿Cómo van las cosas por allá?
Sakura dudó en responder, pero no quería preocupar a su amiga con sus problemas. Tomoyo ya la estaba ayudando suficiente con eso de ir a su casa para ver a Espejo.
—Muy bien... Todo está bien–contesta bajo la mirada severa de Kero.
—Me alegro. Aquí también está todo en orden, he ayudado a Espejo y se está acostumbrando a no llamar a tu padre “Sr. Kinomoto”.
Ambas amigas rieron.
—¿ya te pidieron mostrar tus poderes?–preguntó Tomoyo.
—No, aún no...
—Ya veo... Es una lástima que no pueda esta allí y grabarte. ¡Podría hacerte trajes divinos para tus conjuros!–dijo Tomoyo con sus ojos palpitantes de felicidad.
Sakura se cayó con una gran gota en su cabeza.
—Jejeje... Sí... Pero, ¿estás segura de que mi papá o mi hermano no sospechan nada?–pregunta Sakura un poco preocupada.
—No, tranquilízate. Tu hermano a estado un poco ocupado con la celebración de un campeonato de fútbol que se celebrará en la universidad, y tu padre siempre tan responsable a estado dando sus clases normales–le tranquiliza su amiga.
—Bien...
—¡Además, Espejo me a hecho el favor de probarse los trajes que hago! ¡Así cuando llegues sólo te los pongas!–añade Tomoyo con una gran sonrisa.
Sakura volvió a caerse con una gota mucho más grande.
—Bueno, debo despedirme... Ya es hora que duermas–dice la joven Daidouji.
—Está bien... Muy buenas noches Tomoyo.
—¡Adiós!
Sakura dejó el celular en su escritorio aún sonriendo. Tomoyo siempre lograba animarla en cierto modo.

La noche cayó en la gran mansión.
Las hermanas fueron las últimas en acostarse (no contando a los criados), luego de dialogar mucho acerca del comportamiento de su hermano, y no llegando a ninguna razón cercana a la realidad.
Shaoran permanecía despierto, no pudiendo controlar esa ira que todavía tenía contenida. Recostado en su cama, seguía pensativo.
Ya todo estaba dicho, sabía que no era la mejor manera de demostrar su desacuerdo con su madre, pero había sido algo que no pudo controlar. Su vida estaba siendo pasada a llevar, y ella no se daba cuenta.
—Rayos... Sabía que esto me traería problemas... ¡Todo es culpa de ella!– murmuró apretando sus dientes y golpeando una almohada cercana.
Luego suspiró. ¿De dónde había sacado esa actitud? Ese no era él, esa no era su actitud.
—“No... Ella no tiene culpa de esto”–pensó–“Es quien menos tiene culpa”.

* * * * * *

Cuatro figuras vestidas de túnicas claras, penetraron la estancia. Sus pasos eran lentos y dieron tiempo de avisar al hombre de su presencia.
De breves palabras, sólo un cortante “Buenos días”, se ubicaron en las sillas con expresiones serias.
—Quiero agradecer que hayan aceptado mi invitación–dijo el hombre.
—Lo hicimos porque a todos nos importa–se limitó a decir una mujer.
—Se trata sobre la señora Li ¿no es cierto?–preguntó un hombre de anteojos.
—Sí–contestó el hombre que habló primero––Los cité porque las cosas andan mal.
—La palabra correcta es “sospechosas”–dijo otra mujer de cabello corto––Todo parte porque la señora Ieran no nos a ciado a alguna reunión.
Todos asintieron con firmeza.
—Claro, y lo correcto es que nos mantenga informados–retomó la palabra el hombre de anteojos––He intentado comunicarme con ella y con su ayudante... El joven...
—Akihiro–contestó la mujer de cabello corto con desabrida sonrisa.
—Él mismo. No nos a informado sobre la reunión que tuvo con la Asamblea de Magos.
—Todo aquí está muy claro, Ieran no está tomando las decisiones correctas. Nos a marginado de nuestro primer derecho que es enterarnos de lo que está pasando––refutó el hombre que en el momento parecía liderar la junta.
Las mujeres no se convencían mucho. Ieran era una mujer intachable y para ellas, era un gran orgullo que una fémina estuviera a cargo del Clan. Es por eso, que se mantuvieron distantes en las opiniones y sólo descargaron acusaciones sobre Akihiro, según ellas, responsable de todo por ser demasiado joven.
—Lo único que podemos hacer es hablar con ella y arreglar todo–dijo una de las mujeres.
Los dos hombres no se vieron muy satisfechos, pero era la única solución apegada a sus principios.
—Hoy mismo hablaremos con ella–finalizó el hombre “líder” en esos instantes. Todos estuvieron de acuerdo y se retiraron de la habitación.

* * * * *

Cuando Shaoran apareció en el comedor, las hermanas debieron contenerse de hacer preguntas. Su madre estaba presente y no se mostró molesta cuando el chico dio el saludo matutino. Apenas se sentó en su silla habitual, se sirvió el desayuno para todos, y para Kero sólo una porción de pastel.
Sakura intentó no mirarle. Seguía sintiéndose culpable por lo de la noche anterior, no quería encontrarse con alguna mirada desagradable de Shaoran y mucho menos lograr el enfado de éste. Había pensado mucho, y decidió no acercársele. No quería ser más el motivo por una disputa, ya no quería causarle problemas y la única manera era alejarse.
Meiling, como el día anterior, no apareció en el desayuno. Su llegada bordeó casi al mediodía, cuando las hermanas se reunían en el comedor a fijar algún lugar para visitar.
Así, el desayuno pasó lento, toda la tensión y el silencio terminó cuando se retiró el joven Li, quien se excusó diciendo que tenía práctica de Artes Marciales.

Pero quedaba una parte aún más interesante, y era lo que ocurría después. Después de que Ieran se había retirado muy seria, y después que las hermanas se juntaron a hablar en el comedor.
—Tengo una fuerte jaqueca, todo por lo de ayer–se quejó Feimei tomándose la cabeza con ambas manos.
—Por más que traté de pensar en la razón de Shaoran, no encuentro ninguna muy convincente–declaró Shiefa mirando a Fanren.
—A mí el tema ya me cansó–dijo ésta de manera fría–– No sé qué le pasa a mi hermano, y tampoco me interesa saberlo... De seguro es algo que planea con mi madre.
—Ya dijimos que no eran celos.. Porque podría ser que estuviese celoso de que Sakura tuviera las Cartas de Clow–susurró Fuutie pensativa.
—Dejemos eso... Hoy no pasó nada grave al desayuno–interrumpió Feimei––Pensemos adonde iremos.
Fanren fue la única que estuvo de acuerdo.
—Me enteré que volvieron a abrir el Templo Kimekawa, donde nos veíamos la suerte cuando pequeñas–dijo Fuutie sonriendo.
—¡A qué bien! ¡Vayamos!–exclamó Feimei mirando a Shiefa y luego a Fanren.
—Por mí no hay problema–dijo la primera sonriendo.
—A mí me da igual...–respondió Fanren encogiendo los hombros.
—¡¡¡Viva!!!¡¡¡Iremos al Templo Kimekawa!!!–exclamaron Feimei y Fuutie dándose un abrazo.

Sakura debió acceder cuando la invitaron, la condición de Kero era ir también. Shaoran también aceptar, puesto que sus hermanas lo amenazaron con llamarle “Lobito” por el resto de sus días.
Meiling había llegado tarde. En cuanto oyó el destino recordó de inmediato a Sachiko y Akihiro. Y lo peor, es que Shaoran también iba. Pero no podía evitarlo, todo estaba listo y rogó porque todo saliera favorable para su primo, y para Sakura.



Notas: ^__________^ Hoooooooooola!!!!!! Jejej ^^U Perdón a las personas k me pidieron k publicara este cap. lo antes posible, pero estuve muy ocupada XD con montoooooones y montooooones de tareas. ^.^ y sólo voy en el primer semestre
^-^ Supe k muchas kieren matarme (y también a Sachiko) por un posible reencuentro =P pero calmaaaa, no desesperen!!! K e van a desesperar a míii!!! ^_^ jeje.
Saludos especiales a Sofía (Feliz cumple!!!), a Elis k me escribió, también a Melissa (k espero k pueda leer mis mails) a Camila (grande prima!! Gracias por ayudarme! )a Milky y a to2 los k leen mi fic, gracias! ^ v ^
Jejej... parece discurso ^^ mejor me voy... Nos vemos!!!! =)

 

 

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